Todos los seres vivos requieren de minerales para que su organismo funcione de forma correcta (regular el tono muscular, producir la sangre, entre otros) y para mantener un adecuado equilibrio químico.
Los minerales se encuentran en la tierra donde la erosión convierte la roca y la piedra en fragmentos minúsculos, permaneciendo en el suelo donde son utilizados por los microbios y luego pasan de la tierra a las plantas que son consumidos por los animales herbívoros.
Los seres humanos adquieren los minerales al consumir plantas o animales herbívoros.
El campo de la nutrición divide los minerales en dos grupos: los macrominerales (que se encuentran en grande cantidades en el organismo) y los microminerales (que solamente aparecen en pequeñas cantidades).
Entre los macrominerales están el azufre, calcio, cloro, fósforo, magnesio, potasio y sodio mientras que los microminerales son el cobre, hierro, manganeso, selenio, yodo y zinc.