Una forma segura de fortalecer la sensación del derecho de los niños, e inhibir su sentido de valor, es sencillamente no pedirles nada, no exigirles nada, sin esperar nada. Pronto tus hijos comenzarán a sentir como si sus vidas no significan «nada».
Al convertirte en un proveedor de servicios que tus hijos consumen, sin exigir nada a cambio, te estas asegurando de que ellos verán al mundo convencidos de que tienen derecho a que los mantengan pidiendo más y, sin embargo, menos satisfechos.